Muy apreciado desde antiguo y considerado sagrado para muchas culturas, el karité (Vitellaria paradoxa) es un árbol cuyo nombre de origen indígena significa «árbol de mantequilla». Su utilidad es clara: sus frutos son comestibles, con la semilla se hace manteca para cocinar, es excelente para cuidar la piel y todo el árbol en general tiene propiedades medicinales (corteza para la diarrea, hojas para dolencias de estómago, aceite para el reumatismo).
Lo encontramos en las sabanas del centro y oeste de África (Burkina faso, Costa de Marfil, Mali, Níger, Guinea Conakry, Sudán). Tolerante al fuego y de corteza gruesa, sus frutos son como nueces, con la semilla interior dura, cargada de aceite, y una cubierta fina carnosa exterior. Da sus primeros frutos a los 15 años de edad, aunque la mayor cantidad de frutos se obtiene entre los 50 y 100 años.
El proceso de obtención de la manteca es muy lento y laborioso, y suele llevarse a cabo por las mujeres. Implica la extracción de la parte externa del fruto, cocimiento de las semillas, secado de la semilla al sol, tostado en horno de barro, triturado y molido. La pasta obtenida se lleva de nuevo a ebullición con agua y se bate a mano para separar la mantequilla. Se filtra varias veces hasta conseguir por fin la grasa vegetal llamada manteca de karité, comestible y utilizada tradicionalmente en la cocina local, así como en la industria chocolatera como sustituto de la manteca de cacao. Presenta una proporción muy equilibrada de ácidos grasos.
El uso de la manteca está muy generalizado en cosmética y farmacia por sus múltiples propiedades:
- Potente hidratante para la piel y el cabello.
- Protección contra eritemas solares.
- Prevención y tratamiento para la sequedad y envejecimiento cutáneo, estimula el metabolismo celular y previene las arrugas.
- Excelente para las quemaduras.
- Acción cicatrizante de las heridas, apta para el tratamiento de dermis escamosas, para manos secas y agrietadas, para el tratamiento de úlceras y eccemas.
- Se utiliza también para hacer jabones, con cualidades suavizantes e hidratantes.
Se comercializa en la mayor parte de los mercados tradicionales del occidente africano, a granel o envasado por pequeñas cooperativas de productoras. Los destinatarios principales son Japón y Europa. Es imprescindible una buena estrategia de producción y conservación que proteja y haga llegar directamente los ingresos a las comunidades rurales, controlando los intermediarios, asegurando unos precios justos y el cuidado de las personas trabajadoras.